Creemos en las personas y en su capacidad para protagonizar y gestionar sus propios cambios 
 


Somos seres vinculados a sistemas que nos influyen y en los que influimos.

Uno de estos sistemas es el profesional y aún siendo uno de los sistemas en los que pasamos más tiempo, en la mayor parte de ocasiones lo vivimos como un sistema desvinculado de lo que somos.

En el ámbito profesional solemos ser poco espontáneos, contenidos, tenemos limitaciones para poder expresarnos de forma clara y directa lo que queremos y, si lo hacemos, que esté en sintonía con lo que somos. 

Establecemos nuestra personalidad y nuestra forma de actuar y comportarnos en la interacción con otros. El entorno laboral es uno de los contextos más importantes en los que nuestro comportamiento se expresa. Adoptamos roles y nos convertimos en diferentes personas dependiendo de dónde, con quién y el momento en los que interactuamos y, sobre todo, del propósito, la meta, el objetivo que tratemos de conseguir. Son las fragmentaciones de uno mismo, las parcelas que mostramos de nuestra persona.

Hay razones para no mostrarnos abiertamente. Una de ellas son las creencias limitadoras. Pensamos que establecer una comunicación más clara y transparente puede ocasionarnos más problemas que no hacerlo. Y así vamos tejiendo relaciones laborales que no fomentan una comunicación sincera, transparente, directa y clara. Solo una comunicación de estas características nos permitirá hacernos responsables de nuestros propios objetivos y de la manera de conseguirlos. Adicionalmente, nos implicará de forma eficaz con los objetivos de la organización en la que trabajamos.

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